El estrés es un mal de todos en la actualidad y se encarga de provocar problemas en prácticamente todos los aspectos de la vida de una persona, sin quedarse fuera el de su sexualidad, ya que numerosos estudios han demostrado que vivir bajo las consecuencias del estrés puede eliminar el apetito sexual de los individuos, además de provocar otro tipo de trastornos sexuales que pueden complicar las relaciones de pareja.
Existen muchos ángulos desde los cuales el estrés entorpece la vida sexual de una persona, el más frecuente por lo general es que le provoca un desgano que luego irradia en una falta de deseo sexual, el estresado pierde poco a poco la capacidad de excitarse y dejarse llevar, por lo que no llama la atención de su pareja y no solo eso, sino que por lo general rechaza cualquier acercamiento con intenciones sexuales por parte del otro.
Cuando una persona se encuentra estresada lo que menos quiere hacer es involucrarse en juegos amorosos o sexuales, se tiene una falta de interés por prácticamente todo y lo único que se quiere es descansar. Hay que tener cuidado con estos estados anímicos ya que un cuadro de estrés puede ser la antesala a una posible depresión, y este tipo de malestares deben ser atendidos con terapia, para que no se prolonguen en la vida.
El estrés es conocido como uno de los principales enemigos de una sana sexualidad ya que impide que aparezca el deseo, y en caso de que un individuo decida tener sexo puede encontrar algunos problemas en su desempeño, como la falta de erección o la imposibilidad de eyacular, en el caso de los hombres, o molestias y hasta dolor en el caso de las mujeres al momento de la penetración por no tener una lubricación adecuada para el acto sexual.